La historia de Elden Ring, vol. 1: los portadores de Grandes Runas - MeriStation
Con más de 12 millones de copias vendidas en apenas unos días, Elden Ring es la mejor prueba de que la fórmula Souls patentada por From Software ha dejado muy atrás su nicho inicial. Y lo ha hecho sin renunciar ni a su alto nivel de exigencia, ni a su narrativa dispersa, que fuerza al jugador a prestar atención en vez de poner el piloto automático e ir de marcador en marcador, de secuencia en secuencia, en un formato agradable y digerible. Ni siquiera la colaboración con George R. R. Martin, autor de la célebre saga literaria Canción de hielo y fuego, ha cambiado eso. Aunque algo, en realidad, sí que ha cambiado. Porque ser el primer Souls de mundo abierto no solo ha transformado la exploración, también ha tenido un impacto acorde en la narrativa.
La mayor escala y libertad significa que ahora no solo hay más espacio para repartir pedacitos de trasfondo en descripciones de objetos o hechizos, también que existen docenas de interacciones que podemos encontrar en diferente orden o ni siquiera encontrar. Las Tierras Intermedias no es un lugar que gire en torno al jugador, incluso aunque este consiga —si se esfuerza— cambiar su destino. Nuestro objetivo inicial es intentar abrirnos paso hasta el Árbol Áureo para convertirnos en el Señor del Círculo y ver los créditos, pero hay mucho más allá de eso. Todo un mundo de historias y personajes con sus propias motivaciones. Protagonistas de aventuras que entroncan con otras aventuras, o con los grandes jefes finales. Protagonistas a los que podemos ayudar, o para los que podemos acabar sentenciando a destinos fatídicos sin desearlo.
Alguno incluso pueden hacer que nos replanteemos nuestro camino y nos desviemos hacia uno de los finales alternativos. Que los hay, varios, y por