Origi desatasca el derbi de Liverpool
Al descanso, el Everton había gozado de un 14% de posesión de balón. Pero, ya saben, las estadísticas no lo explican todo. El equipo de Lampard tenía claro cómo rascar algo positivo de su visita a Anfield. Los toffees buscaron desquiciar a los locales, frustrar su carrera por el título y sobre todo salir del pozo al que cayeron en los minutos previos a su encuentro. La victoria del Burnley los había empujado a la zona de descenso. El plan estaba trazado. Los de Goodison lo siguieron y tuvieron al Liverpool contra las cuerdas durante una hora.
Sin pelota, claro. Ralentizando el juego. Frenándolo. Perdiendo tiempo en cada saque de banda, de puerta, de falta, de lo que fuera. Hombres al suelo al mínimo contacto, melé cerca del árbitro en cada decisión que fuese en su contra. Picaron los locales. Pickford disfrutó del primer tiempo. Haciendo su partido, jugando con la grada y con el rival. No contra ellos, sino con ellos. Los puso de los nervios en una acción justo antes del descanso, cuando rescató un balón en su área y se lanzó al suelo sin necesidad. Lo abrazó esbozando una sonrisa, guiñando el ojo y enfureciendo a la parroquia local.
Misma dinámica en el segundo acto. El Everton maniató a Thiago, tapó huecos en la frontal de su área y soltaba a Gordon y Richarlison a la carrera. Sobre la hora de juego, la grada de Anfield coreó el nombre de Origi. El delantero belga ya sabía lo que era desatascar un derbi de Liverpool. Repitió. Su primer toque del partido habilitó a Salah, que picó la pelota desde el primer palo al segundo. Allí asomó Robertson para abrir la lata con un cabezazo cruzado. Origi marcaría a cinco minutos del final. Su primer gol en Anfield desde 2019, cuando marcó dos veces contra el Everton. Dominó el