El Badajoz vive una situación límite, en riesgo de liquidación futura. Un grupo inversor encabezado por Luis Oliver compró el paquete accionarial al expresidente Parra, ahora en prisión, para tratar de solventar los problemas económicos y devolver al equipo una estabilidad para poder competir por el ascenso. Sin embargo, el traspaso definitivo de las acciones sigue pendiente de la autorización judicial y plantilla y afición no se han mostrado a favor de los nuevos dueños. En la ciudad se vive un clima de tensión constante, mientras los resultados deportivos son suficientes para tener margen con el descenso, pero no para pelear por subir a Segunda División. Luis Oliver, a raíz de las noticias de los últimos días, ha querido dar en AS la versión de sus hechos y ha confirmado que se quiere marchar, pero que no dejará el barco a la deriva hasta que no llegue un comprador que pueda dar viabilidad futura a la entidad. Además, informa de que, este jueves, 90 trabajadores del club han recibido su nómina.