Qué pundonor le están echando los Pelicans a una eliminatoria que cualquiera que haya visto la fase regular de esta temporada hubiera coincidido en aventurar más que complicadas para ellos. Están aprovechando las circunstancias, como la lesión de Devin Booker que le he dejado fuera de dos partidos y forzado una derrota más, pero también han llegado a un buen momento de entendimiento en el que la mayoría de sus piezas -no Zion Williamson, las que están disponibles- se han engrasado por obra y gracia del cuerpo técnico de Willie Green de una forma en la que el subcampeón del año pasado parezca un conjunto totalmente terrenal. Los Suns han ido de megafavoritos a temer porque esta eliminatoria se alargue más de lo necesario, algo que de hecho ya va a ocurrir, y a que todo el poder concentrado para los playoffs empiece a salir del equipo como la fuga de un reactor. En el cuarto encuentro, en una Nueva Orleans muy metida en el juego, la serie ha quedado empatada a dos después del 118-103 con el que los Pelicans obserquiaron a su parroquia.