El que entienda esta eliminatoria, que la compre. Si el drama, los momentos que pueden cambiar legados y los giros de guion que van conduciendo al anillo (veremos a quién) parecen manejarse en otras series, el Grizzlies-Timberwolves está siendo algo así como la llamada de lo salvaje, una montaña rusa en la que chirrían demasiadas tuercas pero de la que te acabas bajando con la adrenalina por las nubes. Un asunto para no pensar, ante el que los entrenadores se santiguarán y que debería suministrarse con la advertencia de que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.