Yates gana en Turín y Carapaz asesta un primer golpe al Giro
La Basílica de Superga emana mística, tragedia y épica casi a partes iguales. Allí hemos visto triunfar en los últimos tiempos a Primoz Roglic en la Milán-Turín, pero también ha sido escenario fatídico del deporte, con la pérdida del mítico del 'Grande Torino' en aquel terrorífico accidente de avión en 1949 y la espeluznante caída sufrida por Marco Pantani en el descenso de la citada clásica de 1995 después de que un todoterreno invadiese el recorrido. El 'Pirata' esquivó la muerte, pero sufrió fractura de tibia y peroné que le dejaron muy mermado en los siguientes años. Por suerte, hoy tuvimos de todo menos incidentes que lamentar, porque el fue de traca. Simon Yates volvió a demostrar que si tiene el día inspirado es casi invatible y se alzó con su segundo triunfo en esta Corsa Rosa. Ni siquiera el terrible calor (33º), su gran enemigo, pudo pararle. La general quedó abierta, pero Richard Carapaz se vistió de rosa a costa de un Jay Hindley se confirmó como el gran rival del ecuatoriano, mientras que Joao Almeida, Mikel Landa y Pello Bilbao cedieron unos segundos.
Para no perder las viejas costumbres, Mathieu van der Poel arrancó inmediatamente después del banderazo de salida. Lo de rodar en pelotón, después de calificar una de las primeras etapas como «la más fácil de su vida», no va con él. Sin embargo, no pudo estar en la primera fuga del día que fructificó, con la presencia de corredores como Alessandro Covi, Diego Rosa o Iván Sosa. Al mismo tiempo, Tom Dumoulin se bajaba de la bici para decir adiós al Giro. El calvario del neerlandés continúa… Con esa situación de carrera, el Ineos, viendo que eran hombres peligrosos y que su líder, Carapaz, se veía con buenas piernas, se puso a trabajar cuando la diferencia llegó


