Un enrachado Lugo mide la conjura del Sanse

«Es un partido de club y de proyecto. De demostrar lo que queremos ser y lo orgullosos que estamos de lo que somos». Hay entrenadores que son elegantes hasta para hacer los llamamientos a su afición. Es el caso de Xabi Alonso, que en la previa al encuentro ante el Lugo en el Reale Arena aludía al sentimiento txuri-urdin para llegar al corazón de su afición y que volviera al estadio donostiarra a animar al Sanse ().

Es una especie de conjura para tratar de cambiar la errática dinámica del filial realista, que no gana en su casa, curiosamente el partido en el que con diferencia hubo más asistencia en toda la temporada. La afición de la Real abandonó a su segundo equipo, y ya no sabe cuando juega en casa y cuando lo hace fuera. Y si quiere tener una mínima esperanza de salvar la categoría, no puede pasar más tiempo sin ganar de nuevo en el Reale Arena.

El problema es que el rival que le visita llega en una dinámica antagónica, y que se está mostrando tan competitivo en su casa como cuando sale fuera, lo que le convierte en un rival muy peligroso y duro. Otro reto de altura para un filial que está creciendo a duras penas y a base de duros golpes, pero que se ha quedado estancado por culpa de errores individuales y por sus malos números como local.

El Lugo es un rival que lleva al extremo a todo el que se le pone delante, que tiene en Carrillo a su máximo estilete, y que desde el. Llega lanzado y con el objetivo de pescar en rio revuelto de la bisoñez del filial realista para engancharse de lleno a la pelea por el playoff.

Xabi Alonso quiere que sus chavales sientan el ánimo de su gente desde la grada, para que empiecen a surtir algún efecto los cambios que no para de introducir en su equipo. En Canarias probó con tres centrales