Lugo y Oviedo firman tablas en un partido frenético
Que bonito es el fútbol cuando no se edulcora. En un tiempo en el que parece que todo tiene que hacerse a través de mil pases, de un balompié académico, casi de laboratorio, Lugo y Oviedo ofrecieron un espectáculo de fútbol de siempre, de presión y contrapresión de verticalidad y derroche. Lo hablábamos en la previa, el orgullo, valor y garra del Oviedo y el espíritu luchador del Lugo. En eso se basó el partido y fue hermoso porque fue de verdad. Lo que habría que preguntarse es si la absurda normativa de las manos y el VAR, tan errático siempre, sirven para aumentar el espectáculo o no. Habrá que tener algún día ese debate.
Tuvo el Lugo la primera en un disparo de Cuéllar desde la frontal que rechazó como pudo Femenías. El Lugo quería la pelota y el Oviedo contragolpear, en ambos casos con la verticalidad por bandera. El Lugo tenía un plan de juego que pasaba por el avance a través de las bandas, principalmente con las incorporaciones de Lebedenko por la izquierda. Al Oviedo le costaba más hilvanar en ataque, y Bastón se veía poco abastecido. Se acercaba el Lugo, Juanpe tuvo un buen centro de Cuéllar que no llegó a embocar. Se estiraba el Oviedo con balones a la espalda de la defensa local, creando dificultades en el repliegue de los de Albés pero sin llegar a concretar. El Lugo dio un paso atrás y a partir de la media hora el balón cambió de dueño y se tiñó de azul. La más clara de la primera parte fue asturiana, con un centro de Mossa que Lucas pateó y se fue arriba por poco.
Quiso revolucionar Ziganda el partido al descanso, metiendo tres cambios de una tacada en la reanudación, pero fue el Lugo el que estuvo a punto de marcar con un remate de cabeza de Pita tras una salida defectuosa de Femenías. Respondió Borja