LEGANÉS | Leganés, blindaje en el alambre
El juega blindado, pero en el alambre. Una de las grandes mejorías del equipo blanquiazul dentro de su racha de ocho partidos consecutivos sin perder (uno más e igualará la racha del curso del ascenso) es haber taponado los problemas que le hicieron comenzar 2022 recibiendo goles con excesiva facilidad. Mejora que se ha visto condicionada por las constantes bajas en defensa. Y pese a ello, el Leganés ha sabido defenderse sin problemas.
Los números hablan de un equipo de grosor notable. De cambio destacable. Sirva como referencia que en los tres primeros partidos de Liga del año el equipo encajó seis goles, que es uno menos que los cinco que ha acumulado en los siguientes ocho partidos, los que configuran esta racha invicto en la que, además, ha dejado tres veces la meta a cero. La revolución es evidente.
También en cuanto a ocasiones creadas por los rivales, insistentes en su deseo de explotar los espacios que deja el Leganés a sus espaldas cuando ataca, pero ahora enfrentados ante Dani Jiménez, un hacedor de milagros recurrente en las pocas veces en las que el Lega desguarece su defensa.
En sus cuatro partidos como pepinero acumula, al menos, una acción salvadora en cada uno de ellos. Ante el Girona le sacó dos goles cantados a Stuani, ante el Mirandés salvó un remate a bocajarro de Roro Riquelme, frente al Ibiza paró el penalti que luego metió en el rechace Guerrero y ante el Sporting le sacó un zurdazo cruzado dificilísimo a Djuka. Grandes acciones con grandes rivales a los que dejó en el molde.
El lebrijano es uno de los secretos de este Leganés, pero también la capacidad para tener la pelota y ejercer en equipo una presión alta que en duelos como el disputado en Ibiza le permitió defender precisamente atacando, haciendo