Las claves de una temporada para olvidar
El Málaga certificó de forma matemática su continuidad en Segunda División gracias a que la Real Sociedad B y el Amorebieta perdieron sus partidos ante Huesca y Cartagena respectivamente. El equipo blanquiazul no fue capaz de hacer por sí mismo el trabajo y rubricó un partido infame ante el Burgos (0-1), que no se jugaba nada. Casi 26.000 personas trataron de llevar en volandas al Málaga. Pero ni por esas.
Lograda la salvación, llega el momento de depurar responsabilidades, hacer autocrítica y empezar a poner remedio con vistas al proyecto que viene. Hay muchas decisiones que tomar para que no se repita una temporada tan paupérrima como la que está a punto de finalizar. Han sido muchos los motivos que han llevado al equipo blanquiazul a este deterioro deportivo que casi se lleva por delante el club y acaba con sus huesos en Primera RFEF.
La salida del jeque de la gestión del club hace más de dos años y la entrada en escena del administrador judicial aportó sensatez y equilibrio a las cuentas, pero José María Muñoz no es el propietario ni el presidente, tampoco un hombre de fútbol, y su margen de actuación está muy limitado a la gestión y a los números. Aunque estaría legitimado para tomar según qué decisiones si el juzgado lo autorizase, no da el perfil idóneo para llevar a cabo los cambios que demanda el proyecto para seguir creciendo. El club necesita que se resuelva su situación judicial cuanto antes.
El nivel del equipo ha estado muy por debajo de lo esperado y de las expectativas que se generaron en las primeras semanas. La plantilla era peor de lo que se transmitió en un principio, pero lo cierto es que se esperaba un rendimiento mucho mayor y no una temporada tan pésima en la que la salvación ha sido posible por


