La marca Curtiss renace con One, una moto eléctrica de 100.000 euros
Con 190 kilómetros de autonomía, el modelo rompe con todo lo conocido, antepone la exclusividad y una tecnología de vanguardia y se fabrica a medida.
Un ejemplar de la Curtiss One, que se fabricará a medida de cada cliente.
Algunos todavía recordarán la Hades, un prototipo que presentó en 2019 la entonces la renacida marca estadounidense Curtiss. Su espectacularidad y estilo minimalista llamó enseguida la atención de los motoristas y, tras una larga espera, el proyecto llega a su culminación como Curtiss One.
Se trata del modelo definitivo de la primera moto comercializada por la firma, que retoma un nombre legendario de la industria estadounidense. A principios del siglo pasado, Curtiss deslumbró no solo por sus motos sino también por sus aviones y otros notables inventos.
LaCurtiss One es una sofisticadísima monoplaza y de estética muy original. Su estilo se inspira en las motos de board track, una especialidad deportiva de los años veinte y treinta del pasado siglo que se desarrollaba en pistas ovaladas y peraltadas construidas con madera.
Pero ahí se acaba todo el parecido con unas sencillas motos desprovistas de casi todos los elementos prescindibles para hacerlas más ligeras. La Curtiss One exhibe unos materiales modernos –que permiten contener su peso por debajo de los 193 kilos– y un acabado tan artesanal como elitista. La compañía recurre a unos componentes muy especiales, como por ejemplo los cuatro discos de freno Beringer 4D Aerotech, las suspensiones Race Tec o el bello sillín de cuero auténtico.
En el plano mecánico, su chasis de fibra de carbono soporta un imponente bloque eléctrico con forma de ogiva. En su interior se alberga un motor de flujo axial Yasa P 400 de origen británico, con una potencia de 110 CV y