La mano de Quintana hurga en la herida del Deportivo

Los derbis no son partidos normales, siempre tienen algo de especial, de diferente. Y el de Riazor no fue una excepción. Una primera parte plana, una segunda más activa, pero sobre todo un error de arbitral tan grande como inexplicable. Fue en el minuto 78 cuando Juergen remató a portería y la grada ya cantaba gol. Pero ahí apareció Quintana para estirarse con la mano, para hacer una parada al nivel de la que había realizado minutos antes Mackay. Penalti de libro que Ruiz Álvarez se comió con todas las letras en una jugada que además era expulsión. Recuerdos del partido de la primera vuelta en A Malata, que tuvo otro penalti polémico y un posterior gol anulado al Racing igual de discutido. El resultado deja tocado a un Depor que polémicas al margen no carbura y que puede ver como se aleja más el ansiado liderato. Todo en un derbi con ambientazo en unas gradas con más de 17.000 espectadores, mil de ellos racinguistas, y tifo local para aumentar un colorido que mereció mejor arbitraje.

Ese ambiente hizo que el partido comenzase una hora antes con un espectacular recibimiento de la afición del Deportivo a su equipo. También positivas fueron las noticias para ambos técnicos con los tocados, lo que permitió la titularidad de Mackay, Trilli y Pumar. Todas las cartas sobre la mesa con alguna sorpresa de Borja Jiménez al apostar por un once con Calavera y Álvaro Rey. La puesta en escena fue de color local, haciendo algo de daño desde la banda izquierda, pero sin encontrar un remate final para incomodar a Gazzaniga. Dominio coruñés ante un Racing ordenado que no sufría, pero incómodo en la salida. Media hora inicial de respeto y planicie en la que la principal incidencia fueron las cuatro tarjetas amarillas del ‘pistolero’ Ruiz