Entre Claudio y la temida fatiga
Daniel Lagos
Pellegrini se ganó casi cualquier perdón en este Betis. Volvió a titubear su equipo en el derbi y también se llenan de interrogantes su decisión de colocar en la portería a Claudio Bravo. Su gestión de los descansos y las rotaciones había recibido halagos hasta el momento, pero la figura del guardameta chileno pudo ser determinante en un primer tiempo gris del equipo bético y ciertamente desafortunado de Bravo. Había ya un puñado de deficiencias béticas sobre el césped antes de que el marcador se pusiera en contra y ahí surgen nuevos interrogantes en Heliópolis. ¿Por qué cedió de nuevo en la batalla de intensidad? ¿Dónde estaban las figuras?
Los focos se dirigen de manera veloz a la cita del jueves ante el Rayo Vallecano y el Betis quiere silenciar un temor: su físico no se asemeja en sensaciones al que poseía hace varias semanas. Ni aprieta a nivel ofensivo como antes ni se anticipa a su rival en casi todo. Ya no alcanza Álex Moreno a ser diferencial en lo ofensivo. Ya no logra Carvalho imponer su fortaleza en la zona media. Tampoco intervienen tanto Canales y Fekir cuando el equipo les pide un impulso de genialidad. Pellegrini confía en que el derbi sea un accidente. Ni causa ni consecuencia. Y en Heliópolis suspiran por una renovación de energías en un equipo que pasó de asemejarse a un vendaval a padecer signos de pasividad. Fue el enésimo derbi para el olvido en el alma verdiblanca, que ahora sólo sueña con la Copa del Rey.
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