El poder de la palabra: la gran lección de Teresa Perales

Claves para entrenar una mente ganadora.

27 medallas en cinco Juegos Paralímpicos se dice pronto, pero se digiere lento. Porque la hazaña es titánica. No es para menos. Teresa Perales ya es un icono del deporte. Parece de otro planeta, pero es muy de aquí. Es maña. “Muy aragonesa”, como veremos. Porque si algo ha demostrado es que no hay nada que la pare y, cuando lo hay, tiene claro qué es lo que hay que hacer justamente después: seguir, persistir, trabajar duro. Tener un sueño es relativamente fácil, pero esforzarse para conseguirlo es otro cantar.

El de Teresa llegó sin aspavientos. De forma simple. La épica ya vendría después. No hacía mucho que se había quedado en silla de ruedas. Era verano y el mejor lugar en el que pasar el calor era la piscina. Así empezó a pasar tiempo en ella, donde años atrás no se hubiera imaginado permanecer tantas horas. “Cuando era niña me inventaba cualquier excusa para evitar tirarme a la piscina. La odiaba con toda mi alma”, me explica en esta entrevista exclusiva. Aquel verano seguía siendo de ‘secano’, pero la sensación de flotar, aunque. de manera ‘tosca’, como describe, fue algo que le gustó.

Poco a poco fue a más. Se apuntó a un cursillo y el sueño empezó a coger forma. No fue solo cosa suya. Las personas que rodean a un deportista modelan también su camino. Le dejan una impronta particular. Y ese fue el caso de Teresa quien destaca “la importancia de caer en buenas manos”. En los momentos fáciles, pero sobre todo en los difíciles. “Quedarte en silla de ruegas no es sencillo. Los cambios no nos gustan y los que estresan y te vuelven la vida del revés mucho menos”, comparte la nadadora.

Su primer entrenador lo vio claro y el resto es historia de nuestro deporte. “Yo confié en él y él