Aniversario de Breath of the Wild: el juego que oxigenó los mundos abiertos - MeriStation
¿Qué posibilidades había que el quinto aniversario de Breath of the Wild coincidiese apenas una semana después del lanzamiento de Elden Ring? Es casi como si From Software se hubiese propuesto tomar el relevo de Nintendo justo antes de alcanzar esa efeméride. Volver a recordar que los estudios japoneses no solo saben hacer grandes mundos abiertos, pueden incluso hacer los mejores cuando se ponen a ello. Y no es una distinción arbitraria, porque durante un tiempo estaba lejos de ser el caso.
GTA, Elder Scrolls, Far Cry, Assassin’s Creed, The Witcher… Durante años, los grandes nombres de los mundos abiertos, fuesen de ambientación moderna o medieval, se escribieron usando tinta occidental. Japón, por supuesto, había firmado su buena ración de épicas en el pasado, desde los grandes JRPG de la edad dorada de Square hasta la propia Nintendo con Zelda o el Team ICO con Shadow of the Colossus. Pero llegada la primera década de la alta definición en consolas (2005-2015), los desarrolladores nipones sufrieron más para adaptarse que compañías como Rockstar, Bethesda o Ubisoft. Aunque la historia, por suerte, parece que ha vuelto a cambiar.
Y decimos “por suerte” no solo por simpatía hacia estudios como From Software, Nintendo EPD o Monolith Soft (colaborador en Breath of the Wild que ya empujó hacia delante la visión de mundo abierto de Nintendo en el ahora semiolvidado Xenoblade Chronicles X de ). Lo decimos también porque estos juegos no se han limitado a acortar las distancias con los otros referentes occidentales en su propio estilo. Su éxito no deriva de ser simples adaptaciones de Zelda y Dark Souls a ese mismo molde que sagas como las antes citadas —junto a muchas, muchas otras— establecieron, estandarizaron y, en algunos