El Mancherster United está roto. Ha sido un juguete a manos de sus propietarios, y desde la salida de Sir Alex Ferguson se le ha acabado la batería. No funcionan fichajes millonarios como los de Jadon Sancho o el regreso de Cristiano Ronaldo. De igual manera, por el banquillo de Old Trafford han ido desfilando entrenadores con currículums excelentes que han terminado saliendo por la puerta de atrás. Ni Louis van Gaal, ni José Mourinho, ni Ralf Rangnick, entre otros, han podido evitar que el gigante inglés menguase. La dirección del club ha sido un despropósito. Tal ha sido la deriva de los mancunianos, que el anuncio de la llegada de otro de los mejores técnicos europeos,  Deja su hogar y un puesto de trabajo seguro para entrar en la trituradora en la que se ha convertido su futuro club. Tiene trabajo por delante, como ya anunció su predecesor Rangnick tras la debacle del martes en Anfield: «Ha sido embarazoso, decepcionante. Ha sido una humillación. Si analizas la situación, no es fácil. Yo tengo claro que habrá seis, siete, ocho, quizá hasta diez jugadores nuevos. Pero antes de firmar a esos jugadores necesitas saber cómo quieres jugar».