Ahora vendrán los tópicos, la apelación a que la aritmética nunca se rinde y a que peores cosas (muy poquitas) se han visto, pero esta Liga está lista de papeles. El Madrid echó abajo en el Pizjuán el último relato que le quedaba al Barça, que el jueves perdió su estadio y este domingo casi definitivamente la Liga. Así es un equipo poliédrico que se evapora en el Clásico, gana por un tubular en Balaídos, se exhibe en Stamford Bridge, liquida sin sudor al Getafe y muere y vive en la misma noche ante el Chelsea en el Bernabéu y muere y vive en la misma noche en el Pizjuán. Hay muchos Madrid, pero siempre hay uno que sale a flote. Al Barça le quedan pocos cofrades del clavo ardiendo.