Los Timberwolves son equipo de playoffs. Durante los últimos 18 años sólo habían alcanzado ese objetivo en una ocasión, con Jimmy Butler en aquel equipo junto a Towns y Wiggins que luego saltó por los aires. Se lo han ganado a pulso con una plantilla compensada, con un Towns que es el que repite en ese jolgorio de las eliminatorias por el título y aportes secundarios de Russell, Edwards, Beverley y una inacabable rotación que Chris Finch ha hecho funcionar sin que, en un principio, se tuviera tanta fe. Son un señor equipo y a los Clippers se los han cargado jugando como hay que hacerlo en un play-in: cerrando el grifo en defensa cuando los nervios empiezan a ser los protagonistas.