Lo que se repetía antes de la Copa como un mantra, que el Barça de Jasikevicius le tenía cogida la medida al Madrid, , a su manera, en la final de Granada (3-10 con el lituano en el banquillo). Laso y sus jugadores se rebelaron al destino con un plan defensivo magnífico, que tiene más mérito porque la semana anterior el equipo estaba roto, sin piernas. Para llevarlo a cabo tuvieron que elevar mucho el listón físico, lo que les permitió agarrar el ritmo y borrar al rival del campo durante casi un cuarto y medio y mantener la delantera durante más de tres a costa de un gran desgaste que pasó factura en ataque. El Barça se recompuso, igualó el pulso de fuerza y venció por talento, el de (9 puntos decisivos en el último cuarto) y el del MVP Mirotic. Otras veces fueron Laprovittola y Kuric, incluso el ahora lesionado Higgins, con un patrón distinto aunque la misma esencia: la superioridad del perímetro culé.