El Madrid busca la salida del laberinto
Lo que se repetía antes de la Copa como un mantra, que el Barça de Jasikevicius le tenía cogida la medida al Madrid, , a su manera, en la final de Granada (3-10 con el lituano en el banquillo). Laso y sus jugadores se rebelaron al destino con un plan defensivo magnífico, que tiene más mérito porque la semana anterior el equipo estaba roto, sin piernas. Para llevarlo a cabo tuvieron que elevar mucho el listón físico, lo que les permitió agarrar el ritmo y borrar al rival del campo durante casi un cuarto y medio y mantener la delantera durante más de tres a costa de un gran desgaste que pasó factura en ataque. El Barça se recompuso, igualó el pulso de fuerza y venció por talento, el de (9 puntos decisivos en el último cuarto) y el del MVP Mirotic. Otras veces fueron Laprovittola y Kuric, incluso el ahora lesionado Higgins, con un patrón distinto aunque la misma esencia: la superioridad del perímetro culé.
Preeminencia atrás, la de una línea exterior azulgrana capaz de defender mejor a los tiradores y fabricantes de juego rivales, y supremacía con el balón en las manos, lo que se comprobó en la segunda parte: 30-46. Si alguno de los triples de Llull, Abalde o Taylor hubiera entrado en el último cuarto… O si Deck hubiera embocado la bandeja a falta de 23 segundos, pues quizá hubiera habido prórroga. El Madrid pudo ganar, presentó batalla y mostró su carácter. Un aplauso y una enseñanza para el futuro: siempre hay alternativas. Pero con todo, también evidenció sus debilidades por las que fue batido de nuevo (1-4 este curso). Desde septiembre de 2020, el Real ha ganado dos Supercopas y el Barça ha quedado por delante de los blancos en los demás torneos: con título en las dos Copas y en la Liga finalizadas, y con subcampeonato