Se nota que los Bucks son un equipo campeón. Están inmersos en una temporada regular tranquila, casi tediosa desde el punto de vista del espectador, en la que no dan demasiada importancia al récord y se dedican a seguir sumando mientras esperan la llegada de los playoffs. Una actitud que les ha dado el anillo, una seguridad que tienen los más grandes y que les va a convertir, seguramente, en el rival a batir en la fase final. Por ahí aflorarán los Heat, pero da la sensación de que Bulls y Cavs se van a quedar por el camino tras dos muy buenas temporadas regulares y conclusiones positivas al final. Los Sixers estarán, dependiendo lo que pase con James Harden, metidos en el ajo. Y ya veremos qué pasa con los Nets, con el propio Harden, con un equipo que tiene a Kevin Durant lesionado y que no tiene a Kyrie Irving a tiempo completo. Ahí emergen los Bucks, el único equipo que no muestra dudas, que se dedica a hacer lo que tiene que hacer, está relativamente fuera del foco mediático, es discreto y un martillo pilón que aplasta a sus rivales.