«Me gustaría que su hijo pasara una semana de prueba con la Real Sociedad”. Ese texto escrito en una tarjeta fue el que cambió la historia de Griezmann (31 años). Mayo de 2004. Eric Olhats, ojeador txuri-urdin. Un niño rubio y pequeño con una camiseta de Jamaica. Prueba en el Montpellier después de tantos noes recibidos. El Lyon, el Sochaux, el Saint-Étienne, el Metz. Galletas Petit écolier y una botella de Sprite. El niño rubio que marca con un tiro lejano. El ojeador que le pide un trago, que le mete esa nota en el bolsillo: “No la leas hasta llegar a Mâcon”. No le hizo caso, claro. “Durante el trayecto de vuelta” la abrió, la leyó. .