Debíamos remar en Praga, eso decíamos tras el pinchazo ante Portugal, hablábamos de que en la capital checa había río para ello.
Pero lo cierto es que la corriente del Moldava a punto estuvo de llevarnos por delante. Un gol de Iñigo Martínez en el 90' rescató un punto para España, renqueante en este inicio de la Nations League y que siembra dudas respecto al Mundial de Qatar.
Se jugó mal y se mostró una fragilidad defensiva preocupante. Solo el carácter, resumido en ese cabezazo del central del Athletic, y Gavi nos permiten respirar. Esas son las dos únicas buenas noticias que nos deja Praga.Se auguraba rotación en La Roja y la RAE define así el verbo rotar en su segunda acepción: «Alternarse (varias personas) sucesivamente en un trabajo o una función».
En lo que compete a España, la función no es otra que la de llegar a la Final a Cuatro de la Nations League y, de paso, engrasar la maquinaria con vistas al Mundial. La rotación era un hecho, pero no dio tiempo siquiera a saber si los ocho cambios respecto al partido con Portugal eran muchos o pocos. En el 3' quedó al desnudo la defensa española, que en su ímpetu por presionar subió tanto la línea que esta quedó hecha trizas por la velocidad rival.