Vivian tocó en Hugo Duro

Conrado Valle

A La Cartuja se irá por Valencia. Así que Mestalla calienta, que juegas. Athletic y Valencia honraron en San Mamés a sus ancestros, en una lucha de otra época, una manera de competir que dignifica la competición y que aventura una vuelta de Top-1 de Netflix. El fútbol moderno nos castigó con ver al Valencia de azul en La Catedral de azul y sin escudo en su camiseta, aunque para suerte de sus aficionados fue el Valencia de siempre. Fue un equipo bronco y copero, con ese adn que Marcelino llevó a su máxima y que está recuperando Bordalás. El Valencia sorprendió al Athletic, que no pudo ser el rodillo del Barça ni Madrid.

El Valencia se fue contento por lo propuesto, consciente de las ventajas del resultado, y molesto, mucho, por lo hecho por Munuera Montero: Muniain pisó antes a Carlos Soler en la acción que acabó en la falta que acabó en el 1-0 de Raúl García; Dani García llamó a la roja en una entrada en el centro del campo a Carlos Soler, que acabó con los tacos marcados en su rodilla (sin mala fe del vasco); y, la más inexplicable, Vivian arrolló con sus piernas a Hugo Duro en el área. Penalti en directo y en diferido.

Munuera Montero tiene el derecho a errar en la primera de las jugadas mencionadas, a no verla en directo por la velocidad de la acción entre Muniain y Soler, y ahí el VAR no podía decirle ni mú. Pero en las otras dos sí debió intervenir la tecnología, que para eso está y así lo indica el protocolo. No lo hizo y de eso se queja el Valencia. Al final 1-1, otra vez tocó en Hugo Duro, el balón en el gol y Vivian en la acción polémica. Es su Copa. De Maxi Gómez, que fue expulsado al descanso sin jugar, desde luego que no lo es. Lamentable lo del charrúa.

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