Star Wars Obi-Wan Kenobi, crítica del Episodio 1 y 2. La serie que esperábamos - MeriStation
Obi-Wan Kenobi (Ewan McGregor) ha perdido toda esperanza. La batalla ha finalizado y los Jedi han dejado de existir. Su destino se encuentra ahora en el desértico planeta Tatooine, donde vela en secreto por el bienestar de Luke Skywalker (Grant Freely). El pequeño vive en la granja familiar de los Lars, todavía ajeno a su verdadera identidad. La nueva serie exclusiva de Disney+ se ha estrenado con dos episodios que marcan el inicio de un viaje apasionante. Sus dos primeros episodios nos han dejado sin aliento y con ganas de más.
La historia se ambienta una década después de lo que ocurrió en La Venganza de los Sith, cuando el maestro Kenobi dio por muerto a Anakin Skywalker en Mustafar. Devorado por la culpa, Obi-Wan utiliza el nombre de Ben y se convierte en un hombre común. Trabaja cortando carne y gana los créditos necesarios para sobrevivir y hacer algún que otro regalo al joven Luke, algo que tío Owen no aprecia. Su pasado como Jedi permanece tan enterrado como su sable láser, hasta que pasa lo que pasa...
A partir de aquí habrá algunos spoilers.
La monotonía de la rutina se rompe completamente cuando los Inquisidores Imperiales aterrizan en Tatooine. Buscan a un Jedi oculto y no tardan en hallarlo, aunque no se trata de Obi-Wan. De todos modos, paralelamente se ha puesto en marcha un plan para secuestrar a la princesa Leia, que en sus años de niñez ya perfila una fuerte y carismática personalidad. Vivien Lyra Blair borda el papel y hace suyo un protagonista clásico, de esos que casi parecen intocables.
La serie dirigida por Deborah Chow (The Mandalorian) se mimetiza con el género del thriller casi desde el principio. Bail (Jimmy Smits) y Brahe Organa (Simone Kessell) son los que imploran a Obi-Wan que ayude a su hija,