Ricky Rubio y la lesión que cambió el destino de los Cavs
Los Cavaliers han jugado una temporada fantástica, la mejor sin desde que la estrella llegó a la NBA. Y, aun así, se han quedado sin playoffs. Algo que demuestra que la alargada (alargadísima) sombra del Rey no se supera solo haciendo las cosas (muy) bien. Un mercado pequeño perdido en Ohio que tiene que hacer una acertada elección de draft (ya lo hizo con el propio LeBron) o concatenar una serie de buenas decisiones en torno a una plantilla joven que empiece a emerger y vea la luz en una Conferencia Este cada vez más competitiva y con varios candidatos a esas Finales a las que tanto cuesta llegar y que son inaccesibles para los Cavaliers en toda su historia… a no ser que tengan a LeBron James.
El equipo de Ohio ha llegado a 5 Finales en su historia (2007, 2015, 2016, 2017 y 2018), todas con LeBron en sus filas, y ganaron en 2016 el anillo prometido, ese en el que iban 3-1 abajo y remontaron para que el mercado más pequeño consiguiera el premio más grande, teniendo como rival además a unos Warriors que conformaron un equipo histórico y una de las mejores dinastías de siempre. La última salida de LeBron, rumbo a Los Angeles, dio lugar a una reconstrucción eternamente postergada y años de fracasos que ya llegaron cuando el alero salió por primera vez, a Florida, en 2010. En esa primera ausencia lograron 19, 21, 24 y 33 victoria en cuatro temporadas. Tras la segunda salida, los récords han sido de 19, 19, 22… y 44.
Esas 44 victorias han llegado esta temporada, una en la que el magnífico trabajo de J. B. Bickerstaff ha coincidido con una horda de jóvenes talentos que se han complementado a la perfección con veteranos de lujo, todavía muy útiles, que han conseguido hacer un equipo competitivo. Uno de ellos era Ricky Rubio, que


