Real Madrid-Chelsea Nadie remonta como el Madrid
Diez semifinales en doce años. Con y sin Cristiano, con y sin Zidane, con y sin Ancelotti, con y sin pandemia, con y sin público. Esa devoción/obligación por la Champions se transmite en el Madrid de generación en generación y es independiente de quién lo presida, lo entrene o lo represente en el campo. Es algo consuetudinario, no escrito pero aceptado. Y a veces tiene poco que ver con la lógica. El Madrid jugó entre mal y muy mal durante muchas fases del choque, pero no hay ningún equipo en el mundo con su espíritu de supervivencia. El Chelsea, jugando a lo campeón, le metió con su 0-3 en modo remontada y hay resulta indestructible.
De entrada sucedió lo esperado: el mismo Madrid y otro Chelsea. Ancelotti repitió con Valverde, que no da menos que Rodrygo o Asensio con la pelota y mucho más sin ella. Y Tuchel se echó al monte: 4-3-3, dos laterales de largo recorrido, Loftus-Cheek en el centro y Werner, un goleador al fin y al cabo. Cambiarlo todo para que todo cambiara fue el plan para enfrentarse a un Madrid felino, agazapado a la espera de la emboscada. El duelo pendía de la capacidad del equipo blanco para superar esa primera presión de un Chelsea, que salió hecho una fiera para robar pronto y cerca de Courtois. Lo consiguió de salida y ahí se volvió diabólico.
En aquella atmósfera cargadísima tácticamente sucedió poco al principio. Un caño de Vinicius que le costó la tarjeta a James (no hay sistema científicamente probado que no se venga abajo por un regateador), una pérdida inoportuna de Valverde, un cabezazo alto de Rüdiger… Hasta que aparecieron los fantasmas: una buena combinación Werner-Mount dejó a este dentro del área frente a Courtois y ahí no perdonó. Todas las últimas calamidades del Madrid en eliminatorias