Osimhen lo deja claro: el Nápoles no se rinde por el scudetto
El Nápoles no tira la toalla en la lucha por el scudetto. Tras la derrota en el Maradona ante el Milan, los de Spalletti tumbaron a domicilio a un equipo siempre complicado como el Verona de Tudor, que en el Bentegodi cayó 2-1.
El partido fue noticia desde la mañana por la, con las banderas de Rusia, Ucrania y las coordenadas de la ciudad sureña. Un mensaje inaceptable del que el club scaligero se distanció, aunque sin mencionarlo, en las redes sociales: «Condenamos cualquier acto que pueda generar incitación al odio, a la violencia y a la discriminación».
A pesar de ello, los tifosi del Verona también protagonizaron abucheos racistas en contra de Koulibaly y Osimhen, aunque el nigeriano supo responder a su manera. Tras un buen comienzo del conjunto de Tudor, el Nápoles se adelantó con un imperioso cabezazo del ex del Lille, que aprovechó a lo grande un centro de Politano. Fabián rozó el segundo con un par de roscas a su estilo, y en el comienzo de la reanudación, después de una falta lateral, Di Lorenzo penetró en el área y con un pase raso le cedió el esférico al mismo Osimhen, que lo empujó entre palos. El punta suma así 13 goles en los 24 partidos que disputó en este curso.
El Verona, en el tramo final, tras una bonita jugada colectiva logró recortar distancias con un cabezazo de Faraoni a pase de Tameze, pero el arreón final se apagó enseguida debido a la segunda amarilla que vio Ceccherini por parar un contragolpe sureño golpeando el balón con el brazo. Mario Rui, antes del pitido final, remató al larguero el posible 1-3, aunque a los de Spalletti no les hizo falta ese tanto para sellar el triunfo. Con nueve jornadas por delante, los azzurri marchan todavía a tres puntos del liderato del Milan. La lucha sigue.
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