Odriozola no será otro Illarramendi

Tomás Roncero

El Bernabéu te da vida y te mata. Aguantar la presión de un estadio que rezuma historia por sus cuatro costados no está al alcance de cualquiera. En el arranque de los Galácticos, año 2000, vi cómo un jugadorazo como Flavio Conceiçao se encogía cada vez que saltaba al césped de Chamartín. En Riazor y con la 'canarinha' se sentía un héroe del fútbol. En el Madrid, un impostor que no justificaba los 4.000 millones de las antiguas pesetas pagadas por él al Depor de Lendoiro. Con los guipuzcoanos ha habido de todo. El gran triunfador fue Xabi Alonso, un jugador total que llegó en 2009 en aquel verano mágico junto a Cristiano, Kaká o Benzema. A Xabi le sentaba de lujo la camiseta. Desde el primer día impuso su magisterio. Su marcha al Bayern fue un mazazo para todos los madridistas.

Después llegó su paisano Illarramendi para reeditar sus éxitos, pero jamás lo logró. Se le recuerda más por su ruidosa presentación en el Palco del Bernabéu con sus colegas de Motrico (llenaban un minibús) que por sus conquistas en el verde. Illarra es un buen chaval, pero la presión del Madrid le acogotó. En la Real, lesiones aparte, vuelve a ser feliz. No creo que sea el caso de Odriozola. El 'Hugh Grant' español ha hecho dos Erasmus en Alemania y en Italia para crecer. Como persona y futbolista. Corre como el rayo y ha mejorado en defensa. Surcará la banda del nuevo Bernabéu.

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