Nadal, Djokovic y Alcaraz, por el mismo lado del cuadro

, con dudas sobre cómo responderá su pie izquierdo pero con la determinación de darse una enésima oportunidad. Prueba la arcilla Carlos Alcaraz con su insultante frescura y su reciente exhibición en la Caja Mágica aún en la retina, advirtiendo que llega fuerte. Se pasea sonriente por el Bosque de Bolonia que anuncia que está de vuelta. Roland Garros comienza el domingo. Y los tres principales focos de atracción del torneo ya conocen el camino que deben recorrer hacia la Copa de los Mosqueteros. Un camino endiablado:

Quentin Fillon-Maillet, el fenómeno del biatlón que ganó cinco medallas en Pekín, fue el encargado de sacar las bolas de los cabezas de serie… Y dejó helados a todos. Por el lado del serbio, actual campeón, se avistan unos cuartos de final contra Nadal (el número uno le derrotó el año pasado en semifinales). Y el ganador debería enfrentarse, si todo rueda según la lógica, en el penúltimo partido al ganador del Alexander Zverev-Carlos Alcaraz. Una bomba.

Por la parte baja, unos posibles cuartos Stefanos Tsitsipas-Casper Ruud y Daniil Medvedev-Andrey Rublev. Un panorama más descargado, sobre todo porque los rusos no muestran su mejor cara en tierra.

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Djokovic, presente en el sorteo, no lo valoró, pero dejó claro cómo viene: «Muy motivado para jugar el mejor tenis. Históricamente, siempre he estado fuerte aquí y el año pasado fue el Grand Slam más duro que he ganado». Este no le iría a la zaga...

Nadal debutará frente al australiano Jordan Thompson (82º). En segunda ronda podría verse con Stanislas Wawrinka, venido a menos pero campeón en París en 2015 y en octavos con Auger-Aliassime (9º del mundo), otro joven peligroso y a quien aconseja su tío