El Espanyol afronta las cinco últimas jornadas de Liga con la salvación virtual en el bolsillo, pero con la obligación de no dejarse ir para no continuar creando desafección entre su afición. La derrota ante el Rayo Vallecano fue dura y lo cierto es que el momento blanquiazul es complicado. Se encuentra en tierra de nadie, con cinco puntos de margen respecto del descenso y a 14 del séptimo clasificado, el Villarreal. El objetivo de Vicente Moreno ahora es mantener el nivel competitivo del grupo y, desde que arrancó la era Cornellá, acercarse, calcar o superar los números que firmó David Gallego la temporada 2017-18 cuando en las cinco últimas jornadas firmó 13 puntos de 15 posibles.
Esta sería una gran manera de demostrar que el equipo no se deja ir en lo que resta de Liga y, además, de crear ilusión de cara a la próxima temporada. Es cierto que perder ante el Rayo Vallecano fue un golpe excesivamente duro, tanto para el cuerpo técnico como para la plantilla, y se confirma desde el vestuario blanquiazul que no se quieren bajar los brazos pese a que no haya objetivos ambiciosos por los que luchar. Desde que arrancó la era en Cornellà-El Prat, la campaña 2009-10, las últimas cinco jornadas no han estado acompañadas de buenos números porque solo en dos cursos se han sumado más de la mitad de los puntos en juego. Fue en la ya mencionada 2017-18, con Gallego en el banquillo, y la siguiente, la 2018-19, cuando con Rubi se sellaron 11 de 15 y sirvieron para lograr una histórica clasificación para la Europa League.
Eso sí, está la otra cara y es la negativa. Cuando se firman cinco últimas jornadas para olvidar y que se traerían el enfado y las críticas de la afición. A evitar está dejarse ir, que fue lo que sucedió, con excesiva
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