Matemáticas y Broadway: Daryl Morey, el ingeniero loco que ha revolucionado la NBA
Es una ironía que seguramente define el caos ultimo que reina en el mundo del deporte, la razón por la que grandes hombres de otros ámbitos del mundo de los negocios, de éxito incuestionable, se han estrellado cuando han querido triunfar ahí, al pie de las pistas y los campos, donde los focos son deslumbrantes. Es casi un sarcasmo, pero el gran imperio de las matemáticas cayó por una anomalía numérica. En el séptimo de la final del Oeste de 2018, Houston Rockets, el equipo que había revolucionado el valor del punto por posesión y había implementado un rígido sistema de percusión exterior, falló en su pista 27 triples seguidos durante una segunda parte en la que se le escapó el billete para las Finales 2018, donde esperaban unos Cavaliers de muy poca monta. Por eso, ese tremendo séptimo partido se consideró casi una Super Bowl, un cara a cara por un anillo que después sería un trámite. Ganaron los Warriors, que ventilaron (4-0) a los peores Cavs de la segunda era de un LeBron que ya había las maletas para irse a Hollywood.
Hubo más, claro: fue la eliminatoria en la que los Rockets se pusieron 3-2 en el quinto partido, el del fatídico último minuto en el que Chris Paul sufrió la lesión muscular que le dejó sin jugar el sexto y el séptimo. Un golpe mortal para un equipo que había ganado 65 y construido una defensa de ajustes constantes para contrarrestar el endemoniado poder de los Warriors de Kevin Durant y Stephen Curry, tal vez el mejor equipo de la historia. Nadie estuvo tan cerca de ellos (hasta las lesiones de las Finales de 2019) como esos Rockets, que un año después cayeron con mucha menos épica, esta vez con Kevin Durant lesionado, también en su pista pero una ronda antes (semifinales) y un partido antes (en el


