Empieza la fiesta: Harden debuta, Embiid se sale y la NBA tiembla
En la previa, Joel Embiid dirigió su consabida verborrea a Ben Simmons para hablar de James Harden: "No va a ser difícil jugar con él. Sabe tirar y no es limitado en ataque". Tras el encuentro, el que habló fue Daryl Morey: "Harden fue un genio del baloncesto y lleva mucho tiempo queriendo jugar con Embiid". Y, entre medias, victorias por paliza en Minnesota con debut de La Barba y sensaciones inmejorables en el seno de un equipo que mira con (mucho) optimismo a lo que le queda de temporada. Es el primer partido ganado por los Sixers tras el All Star (y el primero que jugaban), el segundo consecutivo y el cuarto en cinco partidos. Una racha más positiva para un equipo que lleva, gracias a su amado líder (Embiid) una gran temporada y se coloca en el tercer puesto de la Conferencia Este con un récord de 36-23 y muchos motivos (o no tantos) para pensar en positivo.
Harden ejerció de base y no perjudicó a la velocidad del estilo de los Sixers, que ocupan el cuarto puesto por la cola en pace (ritmo de juego) y fluctúan de un lado a otro de la pista de una forma muy agradable para un Harden que se adaptó muy bien en su estreno. Buscando (y encontrando) a sus compañeros, en buena sintonía con Embiid, siendo una de las voces de la plantilla y con una química adecuada con Doc Rivers, un entrenador que no le quería especialmente pero que tendrá que hacer ahora gala de la mejor parte de una reputación tocada, que es la suya: su cercanía a los jugadores, su buen hacer, su capacidad para tener a la gente en sintonía y sacar lo mejor de cada miembro de su vestuario. Eso que hizo en los Celtics, del Ubuntu, del anillo de 2008, y que tendrá que repetir más de 14 años después tras muchos desmanes y con una personalidad objetivamente


