Los Futbolísimos - Capítulo 1 -
-¡Canta, Francisco, canta!
Mi madre tira de mí.
Me anima a bailar y cantar.
Dos de las cosas que peor se me dan en el mundo.
-¡Pero baila, Francisco, no seas soso! -insiste.
Yo sonrío y me muevo un poco, avergonzado, tratando de disimular.
Estamos subidos a una plataforma, rodeados de miles de personas.
Todo el mundo canta y baila una canción que por lo visto se ha convertido en un himno:
El Riki-Riki.
Un tema de una artista local.
Chayna Akanke.
La letra es una mezcla de inglés, español, francés y nyanja.
Ah, sí, estamos en Lusaka, la capital de Zambia.
Uno de los países más increíbles de África.
En la Gran Carretera del Norte.
Rumbo al estadio de fútbol de la ciudad: el Estadio de la Independencia.
Y aquí en medio de esta avenida tan grande… ¡todos cantan y bailan!
La letra y la música son muy pegadizas:
Es el baile del fútbol
Baila conmigo
Dance with me
Danse avec moi
Riki-Riki
Riki-Riki
And goaaaaaaaal
Riki-Riki
Riki-Riki
And goaaaaaaal
Vina ndi Ine
Vina ndi Ine
And goaaaaaal
Entre la multitud, veo a algunos de mis compañeros que se han subido a un contenedor.
Ahí están Tomeo, Ocho, Camuñas y Anita.
¡Los cuatro bailan el Riki-Riki!
Un momento.
Un poco más allá, en lo alto de una valla publicitaria enorme, están los demás miembros del equipo:
Toni, Angustias, Marilyn y Helena.
¡Ellos también bailan!
Incluso Angustias, que siempre está agobiado por todo, mueve el esqueleto que da gusto.
¿¡Qué les está pasando!?
Vale que vamos a jugar nuestro primer mundial de fútbol infantil.
Y que hemos hecho un viaje espectacular a Zambia.
Pero… ¿bailar? ¿cantar?
¿¡Delante de miles de personas!?
¡Somos un equipo de fútbol!
¡No un ballet ni una banda de música!
-¡No seas vergonzoso, Francisco! -me repite mi madre.
Ella mueve las caderas al ritmo de la música y me coge de la