LEGANÉS | Borja Garcés y un resurgir tardío

Borja Garcés ha vuelto. Tarde, pero ha vuelto. El delantero melillense del marcó de nuevo ante la Ponferradina. Su doblete (primero de la temporada) puso fin a una larga sequía. No veía puerta desde el 28 de noviembre, cuando anotó ante Las Palmas de penalti. Han sido 174 días de sequía agitados. Muy agitados. Pasó del indulto de Nafti al castigo que le había impuesto Garitano por su acto de indisciplina al acudir a la boda de su hermano, al amago de eclosión que precisamente protagonizó en otoño… Y de nuevo marcha atrás… Su falta de tino y diferencias de rendimiento en los entrenamientos diarios hicieron que Nafti lo llevara a un ostracismo del que ahora se ha recuperado para, ya con el equipo fuera de objetivo alguno, recuperar el olfato.

Su doblete maquilló tanto revuelo. Dos goles ante un rival de enjundia y destilando el estilo habitual que ya se le veía en las inferiores del Atlético. El 0-1, por ejemplo, fue un ejercicio de precisión tras un buen pase de Rober Ibáñez. El 0-2 fue mejor si cabe tras otra gran asistencia de Juan Muñoz. Su regate pisándola para dejar tumbado a Amir y marcar a puerta vacía fue de lo mejor del partido. También una demostración del potencial que se le suponía a un jugador fichado para romper al sur de la capital.

El Leganés buscaba con él algo similar a lo que sí ha encontrado, por ejemplo, el Mirandés con Sergio Camello. Sin embargo, la temporada irregular de un equipo lastrado por su mal comienzo de campeonato acabó haciéndose carne también en un Garcés que, para colmo, llegó tocado apenas firmó por el Leganés por una lesión en pretemporada con el Atlético. De ahí que le costara coger ritmo.

Las polémicas y la perspectiva del fichaje de Qasmi en enero provocó que el muchacho y su entorno