La noche de los guardaespaldas
Ahí están los Warriors. No ha sido bonito, no ha sido para enmarcar y desde luego no será recordado como un momento destacable en la legendaria historia de este equipo, el del núcleo duro Stephen Curry-Klay Thompson-Draymond Green. Pero ahí están: otra vez en la final del Oeste después de ventilar (110-96) la última resistencia de Memphis Grizzlies (2-4 total) y prepararse para ver como mañana emerge su rival en la última serie del Oeste, que arrancará el miércoles. Si ganan los Suns, en Phoenix. Si culminan su revolución los Mavericks, en la Bahía de San Francisco.
Los Warriors se pasaron dos años recuperándose de su lustro de Finales consecutivas, saldado con tres anillos y una tonelada de récords de leyenda. Esperando a Klay Thompson, recomponiendo como buenamente pudieron el gigantesco hueco que dejó Kevin Durant. Limpiando la mente de Curry y Green. En 2020 no jugaron playoffs y la pasada temporada se quedaron en el play in tras perder contra Lakers y, en una noche muy oscura, en su pista contra estos mismos Grizzlies. Un equipo que remó hasta donde pudo, sin miedo y con una fe máxima, en la escena final de lo que ha sido una temporada histórica: 56 victorias, igualando su techo, y esta semifinal de Conferencia como muestra de que su reconstrucción va mucho más rápido de lo esperado. Y, finalmente, 21-7, un dato muy significativo, en partidos sin Ja Morant, la súper estrella que cayó fulminada en esta serie por una lesión de rodilla.
Los Warriors no han jugado bien desde que, con una imagen excelente, se pusieron 3-0 en su primera ronda contra los Nuggets. Remataron esa eliminatoria sin grandes alardes y han superado a los Grizzlies con momentos feos, muchos problemas, un millón de tiros fallados y dudas en una