La leyenda de Butragueño y la 'Quinta' en el Real Madrid
La Quinta del Buitre supuso un antes y un después para el Real Madrid y el fútbol español. Fue un símbolo de modernidad con Butragueño como bandera.
"… Y Butragueño". El nombre retumbaba en un vacío estadio Santiago Bernabéu. Vacío porque apenas habría 400-500 personas. La tercera edición del Trofeo Santiago Bernabéu, en 1981 y en homenaje al presidente blanco fallecido en 1978, presentaba a cuatro equipos, y a sus diferentes conjuntos juveniles. Estos jugaban antes que los mayores, a modo de previa. Butragueño lucía el dorsal 7, estaba haciendo la mili y le había costado sangre, sudor y lágrimas hacerse con un hueco en las categorías inferiores del equipo blanco. No en vano, le habían tirado en dos o tres ocasiones. Poco a poco fue escalando: en 1983, ya era miembro de un Castilla que llenaba el Bernabéu. Su frialdad en el área, sus arranques impulsivos, su visión de juego, su habilidosa técnica de regatear en apenas un metro cuadrado… fueron conformando un jugador especial, distinto: frente a la garra y la furia, características habituales del fútbol de entonces, aparecía el temple, el control de la situación y la solución menos imaginable posible, resumido en la detención del tiempo...
Elevó el fútbol a la categoría de arte
Aunque empezó siendo un regateador puro, de internada y pase,
con el paso de los partidos, ‘El Buitre’ se convirtió en un
rematador, con llegada y desmarque.
Llegué al Madrid sin haber
entrenado en mi vida
Butragueño
Elevó el fútbol a la categoría de arte
Aunque empezó siendo un regateador puro,
de internada y pase, con el paso de los partidos,
‘El Buitre’ se convirtió en un rematador,
con llegada y desmarque.
Llegué al Madrid sin haber
entrenado en mi vida
Butragueño
Elevó el fútbol a la categoría de arte
Aunque