La guerra se ceba con los churreros
está propiciando un efecto negativo en la economía mundial, en el cual las empresas y compañías tienen que buscar alternativas para poder desarrollar sus propios productos debido al drástico aumento de los precios de las materias primas. Incluso, el enfrentamiento entre ambos países ha aterrizado en el sector de la churrería tras la subida sustancial del precio del aceite de girasol y de otros bienes, como la harina, para su producción.
De hecho, las principales empresas de aceite de girasol han avisado a los propios churreros de que “pueden quedarse sin aceite de girasol”, según cuenta Dani Real, encargado de la emblemática chocolatería madrileña de San Ginés, donde asegura que su establecimiento utiliza más de 175 litros diarios de aceite de girasol. Además, explica que los propios proveedores vaticinan una subida de hasta un 70% de su precio debido al riesgo de desabastecimiento de este recurso. «Menos mal que tenemos un permanente ya comprado, pero los proveedores nos advierten de una subida de un 70% del precio del poco aceite que les queda», detalla.
Principalmente, las churrerías están buscando alternativas viables para adelantarse a cualquier tipo de escasez generalizada de aceite de girasol, con la utilización de otros productos, como son el aceite de orujo o el de soja. Sin embargo, la solución más firme de estos hosteleros es la subida de los precios de los desayunos, antes que utilizar cualquier materia prima que pueda damnificar la calidad de sus productos.
De hecho, el encargado de la chocolatería de San Ginés señala que “el aceite de soja puede suplir al aceite de girasol sin que se aprecie”, aunque esta alternativa puede quedar en un segundo plano debido a que “otros productos también están subiendo, como el