La gigante sencillez del 'relevo' de Busquets: Zubimendi
Javier Sillés
La escala jerárquica de la Real Sociedad ofrece siempre espacio a los productos salidos de Zubieta. Se cuida la cantera, se confía en ella y se generan jugadores de un trazo muy ligado a la esencia del fútbol español. Parece hecho a medida para la Selección, incluso para el Barcelona, que algún día tendrá que abrir el debate de la sucesión de Busquets. El mediocentro de la Real Sociedad comprende todos los aspectos del juego y se emplea con la máxima responsabilidad. El último cambio táctico de Imanol, con un rombo en el centro del campo y una defensa de tres en situaciones de posesión contraria, exige a Zubimendi un compromiso y esfuerzo mayores. No se ha resentido por ello. En el partido contra el Betis actuó con la fiabilidad de siempre. Conectó a Silva (seis pases) y Rafinha (cinco), hizo llegar el balón a zona de ataque (nueve entregas al último tercio del campo) y protegió el área de Remiro con coberturas precisas y acciones defensivas de mérito (cinco despejes). A simple vista, no es el jugador más aparente que uno se eche a la cara. No parece atlético, tampoco es excesivamente veloz, pero se desempeña con la inteligencia y concreción que se necesitan en la base de la jugada. Zubimendi gobierna desde la sencillez.
Mathías Olivera (24 años) pertenece a la generación eterna de futbolistas uruguayos que aseguran un rendimiento competitivo por encima de sus posibilidades. Es algo cultural, hereditario. No hay nada más maravilloso que uno conozca sus propios límites y sea capaz de encontrar la manera de superarlos. La temporada del lateral izquierdo del Getafe reivindica a este clase de jugadores. Se deja todo en el campo sin que nada le rebaje. En un contexto complicado frente al Villarreal sacó lo mejor


