Harding vs. Kerrigan: la conspiración del hielo
La agresión sufrida por Nancy Kerrigan, la princesa del patinaje, antes de los Juegos de 1994 alcanzó una repercusión única. Tonya Harding, la villana de una historia sin resolver.
"¿Por qué?, ¿por qué?, ¿por qué?". Los gritos entre sollozos de Nancy Kerrigan (Stoneham, Estados Unidos, 1969) conmovieron al deporte estadounidense el 6 de enero de 1994. La princesa del patinaje sufrió un ataque tras una rutina de entrenamiento al ser golpeada con una barra de hierro cuando preparaba la clasificación para los Juegos Olímpicos de invierno de Lillehammer (Noruega). Desde ese mismo momento, que tenía todos los ingredientes para el melodrama. La víctima que todo el mundo adoraba (Kerrigan), la intriga policiaca y las sospechas de culpabilidad sobre la villana que había salido de una América zafia y vulgar, alejada de la perfección estética de un deporte clasista como el patinaje. No era otra que Tonya Harding (Portland, Estados Unidos, 1970), la rival por excelencia de Kerrigan, que nunca tuvo el favor del público. Pese a ser considerada, junto a Kerrigan, como las patinadoras del momento, su imagen era rechazada por la tosquedad, en contraste con la delicadeza y finura vinculadas a la esencia del patinaje. Nada había sido fácil para Harding, víctima de constantes maltratos físicos y psicológicos de su madre primero y su marido después. Nacida en una caravana,
INFANCIA,
Nacer en una “familia” pobre
LAVONA GOLDEN,
su madre
Matrimonio,
una relación tóxica
Con unos orígenes humildes
era para ella casi imposible
ser aceptada en un deporte
sumamente elitista, que no
dejaría de castigarla por ello
durante toda su carrera.
Tonya declaró que su madre abusaba
de ella y la golpeaba. Le echaba en
cara los sacrificios que hacía para que
pudiera entrenar