F1 | GP de España: El infierno es naranja
Falló Verstappen, que se fue a la grava cuando perseguía al líder y fue incapaz de adelantar a Russell sin apretar el botón mágico del DRS, averiado en su Red Bull. Y falló Sainz, patinó el F1-75 en la salida y cedió dos puestos, y después se fue de excursión por la puzolana para obligarse a sí mismo a remontar a la desesperada. Leclerc era el tipo impasible de este arranque de temporada y su paseo era militar en el GP de España, camino de la tercera victoria del año y sin cruzarse con nadie por el camino. Sin oposición, un triunfo por incomparecencia. Pero el calor infernal de Montmeló, 37ºC en el aire y 48ºC sobre el asfalto, recordó por qué este deporte aúna el talento del hombre con la precisión de la máquina: se rompió el motor del Ferrari y todo saltó por los aires. Con Carlos fuera de esa pelea, Red Bull arrasó en el Circuit y Checo entregó en bandeja a ‘Mad Max’ su cuarta victoria en seis carreras (tantas como poles lleva Charles) para que recupere el liderato del Mundial. El campeón de Abu Dhabi vuelve a su sitio.
La arrancada fue limpia delante. Se esperaba mucho de Sainz, tercero en parrilla, con el viento en contra y el rebufo a favor. Pero el embrague se atragantó, como en alguna otra ocasión, y el tren de la victoria se marchó. Le adelantaron Russell y Pérez, no les volvería a ver. Y se escaparon Leclerc y Verstappen. Por detrás, Hamilton tocaba a Magnussen y pinchaba, así que debía cambiar neumáticos en la primera vuelta y remontar desde la cola del pelotón. Pidió a su garaje retirar el coche para ahorrarle kilómetros al motor. Que el aficionado juzgue.
En la séptima vuelta, el segundo Ferrari trompeó hacia la escapatoria de la curva cuatro y Sainz cayó del quinto al tren de los puntos. Verstappen cometió el