¿Es posible competir y ser feliz al mismo tiempo?
Claves para entrenar una mente ganadora.
¿Juegas o sufres? Hay dos tipos de deportistas: los que disfrutan compitiendo y los que viven la competición como un auténtico suplicio. Muchos deportistas no consiguen ser felices compitiendo. La angustia ante la derrota los atenaza y, con ello, reducen sus posibilidades de victoria. Porque solo cuando uno es feliz, es capaz de desplegar todo su potencial.
Que sufran mientras lo practican no significa que no amen su deporte. Sí lo aman, pero en competición están deseando que todo acabe para poder liberarse de la presión y la ansiedad. Esa misma presión hace que se castiguen cuando en competición cometen algún fallo y que pierdan la concentración al anticipar una terrible derrota. Para revertir esa situación tan poco deseable lo primero que tenemos que hacer es analizar qué entendemos por felicidad en el deporte.
¿Qué es la felicidad en el deporte? A menudo confundimos felicidad con victoria o éxito, pero esa relación no es del todo rigurosa. La victoria produce (al menos en la mayoría de los casos) felicidad, pero la felicidad no es exclusiva de la victoria.
Podemos sentir felicidad y que, sin embargo, no ganemos. Sentir felicidad incluso cometiendo errores y fallos. La felicidad es intrínseca a la práctica del deporte. Pero la felicidad no puede estar vinculada a que salga todo perfecto. Hay otro tipo de felicidad, más real, más plena, más poderosa.
La felicidad también es tener metas y la seguridad en uno mismo para mejorar y superarse, saber afrontar con optimismo y confianza problemas y dificultades. Saber tolerar la frustración con una actitud positiva y, por supuesto, sentirse bien con uno mismo, con lo que hace y con cómo lo hace.
Un deportista puede perder y sentirse feliz por