Embiid y Harden convierten los 76ers en una sociedad ilimitada
Los Sixers ascienden en la montaña en la que se ha convertido la Conferencia Este, una especie de K-2 hecho tabla clasificatoria, en la que numerosos equipos apuestan fuerte por llegar el primero a la cima y tener más posibilidades de librar enfrentamientos duros en las primeras dos rondas de los playoffs. Los seis equipos metidos en estos puestos de honor son durísimos y en las posiciones del play-in están, por ejemplo, los favoritos Nets o los subcampeones Hawks. Los de Philly tienen, eso sí, un arma que van a pulir hasta que no quede un rincón inutilizable. James Harden lleva apenas dos partidos en el equipo, con dos victorias para marcar territorio, pero se empieza a ver el peligro que supone tenerle acompañando a Joel Embiid en un mismo conjunto. En el siempre ferviente Madison Square Garden, visitando la ciudad que abandonó hace poco para escapar de Durant e Irving y retomar el protagonismo extremo al que acostumbró en Houston, Harden registró un triple-doble (29+10+16, además de cinco robos) para cocinar a fuego lento a unos impetuosos Knicks que fallaron a la hora de la verdad.
El último cuarto, con el pabellón neoyorquino bien caliente en la plena sesión matinal, fue un jarro de agua fría para los locales. Fournier y Barrett, los mejores de la noche según la anotación, no aparecieron en esos minutos como debieron. Randle falló tiros claramente liberados y también se fue a una guerra con Embiid en la que ni él ni Robinson sacaron nada positivo. Quickley, con su electricidad, llevó a los Knicks a la altura de los Sixers cuando los visitantes controlaban con tranquilidad y luego, con el trabajo hecho, se quedó solo. Otro mal final de partido y otra derrota, la quinta consecutiva y la novena en los últimos diez