El terror de las conmociones
La comunidad científica pone sobre aviso al mundo del deporte del peligro de las conmociones cerebrales. Las secuelas a largo plazo obligan a abordar el asunto con rigor.
Hay un problema en el deporte del que solo se habla en voz baja, que apenas entra en la agenda pública cuando suceden episodios de gravedad. La alarma salta de vez en cuando y sirve a un debate que no se termina de abordar con la seriedad necesaria. Son muchos los deportistas que han sufrido o sufren enfermedades degenerativas neurológicas, atribuidas por diferentes estudios a los recurrentes golpes en la cabeza que reciben durante la práctica de distintas disciplinas deportivas. El boxeo siempre estuvo en el foco por este asunto, pero el fútbol americano, el rugby o el propio fútbol tampoco son ajenos a esta inquietante problemática. Las investigaciones de la comunidad médica y científica apuntan a las conmociones cerebrales como una cuestión de salud de primer orden.
Lóbulo parietal
Cerebro
Lóbulo frontal
Líquido cefalorraquídeo
Lóbulo temporal
Duramadre
Cerebelo
Lóbulo occipital
Meninges
Flota dentro del cráneo suspendido en el interior de una especie de cojín
protector de líquido cefalorraquídeo. Lo protegen varias capas:
las meninges, membranas que se encuentran entre el cerebro y el
cráneo duro; la duramadre, la más resistente de las capas, que se adhiere
al cráneo y proporciona un saco que limita su movimiento.
Y, por último, el líquido cefalorraquídeo, que amortigua el cerebro cuando
la cabeza se mueve, lo que limita el contacto con el cráneo.
Desaceleración
angular
Zona de
impacto
Zona de
impacto
Fuerza de rotación
centrada en el
mesencéfalo y el tálamo
Puede provocar hinchazón
del cerebro, desgarro de los
vasos sanguíneos y lesiones
en los nervios.
Un golpe directo en la