El talento que no se ve de Falcao y un portero en Valencia
Javier Sillés
Hay una verdad inmutable con Falcao. Siempre vuelve. A sus 36 años, conserva la vigencia goleadora por una tremenda capacidad de influir en el área rival gracias a un talento sigiloso que le define como delantero. Falcao sabe dónde estar, intuye el recorrido del balón y es capaz de desembarazarse de cualquier vigilancia del defensa rival. Todo esto lo hace con la naturalidad del que se siente poseedor de un don especial. Era su sexto gol en LaLiga, cifra que ha valido otros tantos puntos para el Rayo Vallecano. Lástima el parte de lesiones que ha disminuido la contribución de un jugador que está todavía en boga. Falcao marca un gol cada cinco toques en el área, dato solo superado por Juanmi (Betis) y Pere Milla (Elche). Y tiene un 80% de efectividad en las grandes oportunidades, lo que le hace ser el segundo delantero de la competición más preciso por detrás de Mayoral con el Getafe (100% de acierto este curso). Su estatus sigue indemne al paso de los años y sus números merecen toda la consideración.
Si los delanteros tienen que estar hechos de una pasta especial, el caso de los porteros resulta todavía más paradigmático. La soledad del puesto les expone al error más que a ninguna otra figura del fútbol. Venía para jugar en Tercera RFEF y ahora nadie le discute en la portería del Valencia. El derbi contra el Levante volvió a corroborar su seguridad bajo los palos. Hizo hasta cinco paradas de peso, cuatro de las mismas a remates desde dentro del área. Su porcentaje de intervenciones esta temporada, superior al 74%, exterioriza la progresión inesperada de un portero que se ha comido el escenario. A veces es algo atípico en las formas. Parece que reacciona tarde, pero siempre llega a tiempo. Los tiempos de