El récord de Riazor salva la cara a un playoff desangelado

La decisión de la Federación de establecer una sede única para el playoff de ascenso a Segunda está levantando mucha polémica. Por un lado, por el aspecto deportivo, pese a que el campo se considera neutral, el hecho es que algunos de los contendientes juega con el factor cancha a su favor. El caso más claro es el Deportivo, pero la evidencia podía ser mayor si el Celta B no se hubiese quedado fuera del playoff en el último suspiro. De haberse clasificado, los celestes jugarían en Balaídos y el Racing de Ferrol en A Malata y no en Vigo, como finalmente ha sucedido. El convenio entre Federación Española y Gallega es, además, por tres temporadas.

El factor deportivo está muy abierto al debate, ya que no es, ni será, la primera vez que un equipo juega la final de Copa, Champions o Mundial en su propio estadio. Lo sabe perfectamente el Depor, con la conquista de la Copa en 2002 ante el Real Madrid en el Bernabéu en. Lo que tiene muy poco debate es el perjuicio que está causando a las aficiones, muy limitadas para los desplazamientos por el coste y la distancia. Algo agravado por la decisión de jugar semifinales y final de domingo a domingo en lugar de miércoles-domingo, como estaba inicialmente previsto.

La suma de estas decisiones ha tenido como consecuencia imágenes de estadios prácticamente vacíos y desangelados. Así ocurrió en el Racing de Santander-Andorra, que eligió al primer campeón de la nueva Primera RFEF con 374 aficionados en las gradas de A Malata. Cifras similares se repitieron en el Albacete-Rayo Majadahonda de Balaídos (450) y Villarreal B-UD Logroñés en A Malata (495). Más digna, aunque no a la altura del partido, fue la entrada en el Racing de Ferrol-Nàstic por el desplazamiento de unos 600 seguidores