El Jumbo ya manda: Van Aert, poderoso, estrena el Dauphiné
Desde Italia, todas las miradas se dirigen hacia Francia. Después de la victoria de Jai Hindley en el Giro, el Tour de Francia, que arrancará el próximo 1 de julio, ya asoma la cabeza. Hasta entonces, todos los esfuerzos comparten objetivo: llegar en el mejor estado de forma posible a la gran vuelta francesa. Algunos equipos optan por Suiza; otros, como Tadej Pogacar, por las vueltas nacionales; buena parte de los nombres importantes del pelotón, por el Critèrium del Dauphiné. En tierras francesas, en la región Auvernia-Ródano-Alpes, adelantando trabajo, ya está el Jumbo, con un elenco imponente y con la misión en el horizonte de, con su potencial colectivo, neutralizar al omnipotente Pogi. «El primer objetivo es volver a competir», decía Primoz Roglic antes de empezar la etapa. «Ha sido difícil remontar, pero lo he conseguido», su compañero Wout Van Aert, que no rodaba oficialmente desde la Lieja-Bastoña-Lieja, el pasado 24 de abril, y que se exhibió en el esprint final ante Ethan Hayter (Ineos).
Primer golpe del Jumbo. Y se esperan muchos esta semana. Para la inauguración, alardes tanto de fuerza individual como colectiva. Antes de la llegada del belga a meta, que cambiará el maillot de campeón de Bélgica por el de líder de la ronda gala, Christophe Laporte salía a cerrar, sin demasiado esfuerzo, a Rémi Cavagna (Quick-Step) en el intento de evitar una llegada masiva al esprint... sin gran parte de los especialistas. Groenewegen (BikeExchange), Bauhaus (Bahrain) y compañía se descolgaban definitivamente a algo más de 20 km de meta después de una jornada rompepiernas (191 km con cuatro puertos de tercera categoría) que, controlada por el Jumbo y acelerada por el Trek en el tramo final, fue demasiado para sus