El galáctico de Rangnick empieza a brillar
Jadon Sancho abrió el melón. No fue el primero, pero sí el que más éxito tuvo cuando abandonó el filial del Manchester City para marcharse a la Bundesliga. Al talento inglés más precoz le llegaban oportunidades fuera de casa, y Sancho supo aprovechar la suya. Tenía prisa. En Manchester le pidieron paciencia y en Dortmund le ofrecieron un puesto en el primer equipo. Se marchó a Alemania con 17 años, y con 18 arrasó en la liga teutona. 12 goles y 18 asistencias. 17 y 17 un curso más tarde, en la 2019-20.
Estas estadísticas empezaron a incomodar a los grandes de Inglaterra. El propio Borussia siguió importando jóvenes perlas, como Jude Bellingham. Fuga de talentos. Empezó a asociarse el apellido de Sancho con los nombres de los principales aspirantes a la Premier League, hasta que finalmente firmó un contrato el pasado verano con el Manchester United. Hubiese sido la gran historia del mercado de fichajes si no hubiese sido por el regreso de Cristiano Ronaldo a Old Trafford. La llegada del portugués eclipsó a la suya.
Contó con minutos y oportunidades, pero las aportaciones de Sancho no casaban con las expectativas. Jadon dejó su hogar familiar en Watford cuando era niño para mudarse al norte de Inglaterra y entrar en la cantera del Manchester City. Tanto en esta experiencia, como en la salida hacia Dortmund, el atacante se adaptó con relativa facilidad. En la Bundesliga llegó y besó el santo. No fue así en su vuelta a Manchester. Su primer gol como red devil llegó en Villarreal. Para entonces, Ole Gunnar Solskjaer ya había sido destituido. Marcó nuevamente ese fin de semana, contra el Chelsea. Dos goles en dos partidos con Michael Carrick en el banquillo. Parecía que arrancaba, pero le faltó consistencia y regularidad. Como a