El 'efecto cohete' y el 'efecto pluma' que explica la rápida subida de la gasolina

Durante este último mes hemos visto cómo los precios de los carburantes y electricidad han ido subiendo como la espuma. Si bien la lleva meses al alza, el precio de la gasolina ha experimentado un importante repunte desde que comenzase la ofensiva de Rusia a Ucrania.

El Gobierno de España ya ha anunciado que el decreto que se prevé aprobar el próximo 29 de marzo traerá, haya consenso europeo o no. Hay dos rebajas posibles: la del IVA (en la electricidad se redujo del 21% al 10%) y la del impuesto de hidrocarburos, del que se estima una recaudación de casi 12.500 millones de euros.

Repostar el tanque de nuestro vehículo cada vez cuesta más, pero al igual que el precio ha subido de forma exponencial, puede ir reduciéndose poco a poco. Este suceso es conocido como 'efecto cohete' y 'efecto pluma' (rocket and feather). Según, incluso la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC) utiliza estos términos, que hacen referencia a la rápida subida de los precios (cohete) y al lento descenso de los mismos (pluma).

Cuando esto ocurre, los consumidores notamos rápidamente la subida, pues es instantánea. En cambio, como el efecto pluma reduce el precio poco a poco, a veces no llegamos ni a percibir la rebaja. De este modo, la evolución en la cotización del crudo no se traslada directamente a los precios de la gasolina, sino que lo hace con un temporal.

Desde el 8 de marzo, la cotización del crudo Brent se ha ido moderando, aunque se mantiene en cifras elevadas. De hecho, hace justo un año, el precio del barril estaba en 64,5 dólares, es decir, un 58,13% menos que hoy.

Así, llenar un depósito medio de gasolina de 55 litros cuesta ahora en torno a 101,2 euros, unos 29 euros más que hace un año, mientras que en el caso de repostar con