Del papiro de Xavi a Luuk de Jong
Juan Jiménez
El derbi fue un partido estupendo de fútbol que cambió de guión las veces que hizo falta. El Barça empezó arrollador, con un buen gol de Pedri, que lleva tiempo trabajando la llegada al área; y con un búfalo, Adama, que zarandeó a un Espanyol que andaba desnortado por el 0-1. El Barça, sin embargo, no cerró el partido cuando debía. Ferran, que tiene movimientos deslumbrantes, no termina de meter el cuchillo. Luego, el Barça recibió tres directos que le dejaron en la lona. Primero, el empate de Darder, Buen jugador, fabuloso disparo. Luego, el gol anulado a Gavi, cuya personalidad no deja de asombrar. Y, finalmente, el destello de RDT, que dejó en evidencia, otra vez, a Eric Garcia.
Ahí empezó el descalzaperros del Barça, que se convirtió en un galimatías táctico, perdió el hilo del partido y se metió en batallas suburbiales sin ningún sentido. Sorprendió especialmente lo de Piqué, que ha sido capaz de aguantar estoicamente durante muchos años cánticos maleducados en Cornellà y perdió los papeles de mala manera al final. El espectáculo llegó a su culmen con el mismo Piqué y Busquets leyendo el papiro de Xavi para explicar el nuevo 3-4-3 con el que pretendía voltear el partido. Finalmente, fue tan fácil como colgar un balón al área y que Luuk de Jong cabecease a gol. El fútbol, a veces, es así de simple. Huye de los papeles.
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